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Las estafas farmacéuticas más grandes

Anteriormente les presentábamos el caso de las enfermedades mentales, que resultan ser ideadas con el fin de vender medicamentos y acrecentar la billetera de los magnates de la industria médica. Pues estos casos no son exclusión de las farmacéuticas que han diseñado todo un plan de modelo de negocio con la medicina.

Líbido femenino

El “Viagra femenino”, solución para el deseo sexual de las mujeres en busca de mejorar sus pasiones. La llamada pastilla “Lybrido” de la compañía holandesa Emotional Mind, contiene testosterona y sidenafil, que es el ingrediente activo del Viagra. Otra pastilla es “Lybridos”, con carga de testosterona y antidepresivo buspirone.

Martha Rosenberg, que se dedica a investigar temas de salud, manifestó: “Ahora se les puede decir a las mujeres que están siendo víctimas de una disfunción sexual incluso cuando están bien”.

Rosenberg apunta que las pastillas para la ansiedad, insomnio, timidez, déficit de atención y el desorden emocional, son productores de efectos placebo en cápsulas al vacío que solo modifican la conducta y el estado de recepción del paciente ante estos problemas.

“Podrían llegar al mercado en dos años. Pero, si son aprobadas, ¿podrían realmente ayudar a mujeres que quieren ayuda en su vida sexual y en su deseo sexual?, ¿o son sólo otra manera de definir y comercializar la sexualidad femenina?, apuntó la doctora.

Píldora de la timidez

Por la cual la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) debe una suma astronómica de dinero por crear patologías para vender más. Esta empresa junto a Abbott aceptaron pagar sumas millonarias por haber incurrido en malas prácticas en la venta de medicamentos para patologías.

Las medicinas se vendían para enfermedades de las que no estaba indicado el uso de ellas, además pagaban a médicos para prescribir sus medicamentos procurando esconder la existencia de efectos adversos en los pacientes.

GSK que facturó 33.998 millones de euros en el 2010, pagó 2.400 millones por promover durante varios años la prescripción a menores de un antidepresivo llamado Paxil. Además ocultaron que uno de sus medicamentos más vendidos, Avandia, aumentaba el riesgo de afección cardíaca.

La mega industria farmacéutica Abbott también pagó sumas millonarias cuando se descubrió que extendían el uso de un anticonvulsivo de 1983 que servía para tratar la epilepsia y trastorno bipolar, medicándolo para otras patologías donde no existía eficacia de este medicamento comprobada. Además durante 10 años le pagaron a médicos y residencias de ancianos para que prescribieran este fármaco.

Paxil “atacaba la fobia social” en las formas leves de agorafobia (miedo a los lugares donde no puede recibirse ayuda) hasta el miedo para hablar en público. Fue vendida mediáticamente como la píldora de la timidez principalmente en Londres, donde los tópicos señalan que hay más tímidos.

GlaxoSmithKline multado por ensayos clínicos que mataron a 14 bebés en Argentina

14 bebés murieron por ensayos clínicos de GlaxoSmithKline en Argentina en 2007 y 2008, que intentaba buscar la cura a la neumonía adquirida y la otitis media aguda.

Drogando niños africanos

Pfizer se vio incurrida en casos de delito y fraudes por experimentar ilegalmente drogas con niños africanos, que resolvieron pagando indemnizaciones a las víctimas sin pena de cárcel para ninguno de los directivos de la empresa que ha sido galardonada como “Mejor compañía farmacéutica del año” y por su “Responsabilidad social corporativa”.

La farmacéutica necesitaba experimentar en niños el antibiótico llamado “Trovan”, al mismo tiempo que en Nigeria se había expandido una epidemia de meningitis, donde Pfizer se hizo presente con un arsenal de médicos para aplicarle en una “misión humanitaria” la medicina a los niños afectados (200). A 100 les dieron el antibiótico que necesitaban probar y a los otros les brindaron un remedio probado en otro laboratorio.

11 niños murieron, otros quedaron ciegos o sordos, otros sufrieron parálisis y otros más daño cerebral.

Pfizer adujo que los padres de los niños y el gobierno nigeriano habían sido alertados de que se trataba de un experimento, pero era de esperarse que los papás y las autoridades negaran lo señalado por la farmacéutica.

En el 2009, Nigeria llegó a un acuerdo extrajudicial con Pfizer quienes aceptaron el pago de una indemnización con las víctimas y sus familias. La suma publicada fue de 55 millones de dólares, pero la empresa negó que la suma fuera tan grande.

Pfizer ha tenido más demandas por irregularidades en sus prácticas médicas, aún así, continúan vendiendo y experimentando sus productos con ganancias económicas exageradas.

Anuncio comercial de Pfizer en México

La guerra es por la patente, no por combatir el SIDA

“Retrovir” fue el primer tratamiento para el VIH/SIDA, fabricado por la empresa Burroughs Wellcome, incorporada años más tarde a GSK.

En 1983, dos años después de que se informara sobre el SIDA, los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y el Instituto Pasteur de París identificaron su causa. En ese mismo año, Samuel Broder, jefe del Instituto Nacional del Cáncer, inició a seleccionar instrumentos antivirales incluida la molécula AZT (droga para el tratamiento del SIDA) descubierta por la Fundación del Cáncer de Michigan, adquirida luego por Burroughs Wellcome.

Broder y su equipo con eruditos de la Universidad Duke, descubrieron la efectividad del AZT contra el virus del SIDA y realizaron los primeros ensayos clínicos en 1985. En el libro The Truth About Drug Companies (La verdad sobre las compañías farmacéuticas) de Marcia Angell, explica  que Burroughs Wellcome patentó inmediatamente el medicamento y “realizó los ensayos posteriores que posibilitaron que recibiera la aprobación de la Agencia de Alimentos y Medicamentos o Agencia de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) en 1987”. La empresa cobraba a los pacientes más de 10 mil dólares anuales por el tratamiento.

Más adelante por medio de una carta al New York Times, los involucrados respondieron que no habían desarrollado específicamente o suministrado la primera aplicación de la tecnología para determinar si un medicamento como el AZT puede suprimer el virus vivo del SIDA en células humanas, también manifestaron que no determinaron a qué concentración se puede lograr un efecto semejante en seres humanos. Además de no ser la primera en administrar AZT a un ser humano con SIDA, ni realizaron los primeros estudios clínicos farmacológicos en pacientes, ni los estudios inmunológicos y virológicos necesarios para deducir que el medicamento podría funcionar.

Retrovir fue considerado en ese entonces como un medicamento huérfano, para el cual no existía mercado de venta. Esta acción fue realizada para pedir un crédito de 50% al gobierno por los costes de los ensayos clínicos.

Más tarde en África, Healthcare Ltd. distribuía en Ghana una versión genérica importada del medicamento, que era una combinación de AZT y 3TC conocida como Combivir llevada por medio de una farmacéutica india llamada CIPLA. El precio de la píldora era de 90 centavos de dólar, en lugar de los 10 dólares por píldora que se cobraba en Estados Unidos.

GSK amenazó al distribuidor en los tribunales y Healthcare Ltd. dejó de vender el producto y mientras GSK demandaba a CIPLA por violar “derechos de patente”, la misma GSK no tenía “derechos” de Combivir en la oficina regional de patentes de África Occidental.

Al final GlaxoSmithKline generó ganancias de 2.400 millones de dólares por beneficios en los primeros seis meses de 1997 y en 1998 el SIDA era “redefinida” como una “crisis sanitaria a escala mundial”.

GSK hizo una fortuna con la patente que ni siquiera ellos inventaron y excluyeron a los científicos del NCI, incluido Broder en la invención de la medicina.

Otros casos

  • La poderosa Novartis perdió la batalla por conseguir una patente sobre un medicamento contra el cáncer en la India, debido a que pretendían modificar un medicamento genérico ya existente, que aducían era 30% más efectivo contra la leucemia sin demostración alguna. La medicina de Novartis cuesta 2 mil 600 dólares y la genérica 200.
  • Johnson&Johnson pagó más de mil millones de dólares por minimizar los efectos secundarios del fármaco Risperdal, un antipsicótico para el tratamiento de la esquizofrenia, el autismo, el trastorno bipolar, alzhéimer y los desórdenes de comportamiento de adolescentes.
  • El premio Nobel de Química del 2009, Thomas Steitz, denunció que los laboratorios farmacéuticos no invierten en investigar en antibióticos que pueden curar definitivamente, sino que centran el negocio en medicamentos que son necesarios de tomar durante toda la vida.

Representante de la industria farmacéutica confiesa sobre los medicamentos

Representante de la industria farmacéutica habla sobre el negocio de las grandes corporaciones con la salud y la medicina mundial.

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