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Entrevista al hijo de Pablo Escobar, el narcotraficante más grande de Colombia

No hay duda de que Pablo Escobar se popularizó con la difusión de una novela que ilustraba la vida del narcotraficante más grande de Colombia. En ella, su familia luchaba por vivir día a día a la par de la persona que había derrochado tanto dolor en un sin número de familias colombianas; ahora su hijo Juan Pablo Escobar, vive sus días reducido a la sencillez y el porvenir de los días sin mucho qué esperar.

Pablo Escobar y su hijo

El hijo de Pablo Escobar, habló en una entrevista sobre su padre.

–Eras un niño. ¿Te dabas cuenta de lo que hacía? –

 –Sí, por supuesto, y yo y mi madre activamente le recriminábamos por su violencia. Yo te diría, sin temor a equivocarme, que dentro de su entorno prácticamente mi madre y yo éramos las únicas personas que no le aplaudíamos su violencia, porque además sabíamos y éramos conscientes de que toda la violencia volvería contra nosotros. Y de hecho así ocurrió.

Es uno de los textos de la entrevista que la Revista Proceso le hizo al hijo de Pablo Escobar. En ella recogen las experiencias de aquel niño al lado del personaje malvado de Colombia que podía hacer lo que quisiera con el dinero que tenía.

“Yo siento el corazón y el alma partidos a la mitad. Por un lado tienes un enorme afecto por el padre, por ese ser querido y muy presente a nivel familiar, por sus detalles, no por la calidad de los regalos que me daba, sino por la calidad humana que sentía de él”.

En la entrevista realizada expresa cómo a tan corta edad ya vivía con lujos, acumulando hasta 30 motocicletas de lujo y además, narra cómo trató de vengar a su papá, un deseo que le duró 10 minutos.

“El deseo de vengarme era muy grande y sí llegué a pensar cómo iba a hacer para cumplir mi amenaza, pero eso duró 10 minutos, porque ahí supe que la decisión que tomara era la definitiva en mi vida. O me convertía en un bandido peor que mi padre o dejaba de lado para siempre su mal ejemplo. Ahí pensé que no podía tomar el camino que tanto le criticaba y que tanto nos había hecho sufrir a todos como familia”.

Se tuvo que cambiar el nombre a Sebastián Marroquín Santos y junto a su familia huyeron a Buenos Aires, Argentina el 24 de diciembre del 1994, donde reside actualmente.

“Fuimos despojados de la totalidad de los bienes de mi padre. Lo que no nos quitó el gobierno por la vía legal nos lo quitaron nuestros enemigos a punta de pistola. Nos tocó volver a empezar la vida, reinventarnos. Yo había sido criado como hijo de un millonario y cuando llegué a Argentina me tocó empezar a trabajar y volver a empezar”.

Los Pepes, una organización criminal, tenía como objetivo asesinar a Juan Pablo, por temor a cualquier venganza; pero el hijo del narcotraficante colombiano, depuso cualquier intensión de realizar una revancha y juró nunca involucrarse al narcotráfico, dando gran parte de su fortuna de su padre.

 “Y fuera de eso, terminamos con tan mala suerte que, con las traiciones familiares, lo poco que se iba a salvar terminó siendo robado por los hermanos de mi padre. Aprendimos a vivir en forma honrada y digna. Yo no ando en carros de lujo, vivo normal y tranquilo, sin ostentaciones, con mi esposa y mi hijo (de dos años). No me quejo. Muchos piensan que vivimos de la gran herencia de mi papá, pero no. No la he necesitado para tener felicidad, aprendí a vivir sin ella y estoy agradecido deque no la tengo”.

Juan Pablo Escobar Henao tuvo de niño como mejores amigos a los mayores asesinos de Colombia como el Arte, Otto, Pinina, Chopo, Mugre, Agonías y Misterio, entre otros.