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Experimentos nazis en seres humanos

En su mayoría fueron experimentos médicos, realizados a los prisioneros de los campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial de la Alemania nazi. No solo se usaron a judíos para estas pruebas, también fueron torturados gitanos, prisioneros de guerra soviéticos y sí… también alemanes, discapacitados.

Experimentos nazis

Congelamiento e hipotermia

Luftwaffe, la fuerza aérea de Alemania, en 1941 realizó experimentos con personas y su relación con el frío. Algunos experimentos consistían en colocar a prisioneros desnudos en agua helada por hasta 3 horas, esto les sirvió para investigar los efectos en el cuerpo que produce el frío.

¿Por qué investigar esto? En el Frente Oriental los nazis no estaban preparados para el extremo frío al que fueron sometidos, así que era pertinente este tipo de pruebas con los prisioneros, para probar métodos de resurrección, por lo que las pruebas fueron: medir el tiempo que toma bajar la temperatura del cuerpo hasta la muerte y probar las formas de resurrección de los humanos. El método más efectivo fue el de la tina helada.

Los procedimientos eran inhumanos, a las personas las desnudaban y una sonda era insertada en el recto, donde con un anillo de metal expandible lograban dejar la sonda firme.

A menos de 25 grados centígrados, las personas perdían el conocimiento y luego morían.

Experimentos de quemaduras con fósforo

En Buchenwald se llevaron a cabo entre noviembre de 1943 a enero de 1944 experimentos con quemaduras de fósforo a humanos para evaluar el efecto de algunas preparaciones farmacéuticas, las quemaduras fueron infligidas con sustancias extraídas de bombas incendiarias, que usan materiales como napalm, fósforo blanco y termita.

Pruebas con alta presión a grandes alturas

Uno de los experimentos más crueles fue el protagonizado por el doctor Sigmund Rascher, un antiguo capitán médico de la Luftwaffe, la fuerza aérea nazi. Este médico obtuvo el permiso de Himmler, líder de las SS, para investigar sobre el comportamiento de los individuos en condiciones de alta o baja presión. Concretamente, pretendía averiguar cuál era la altura máxima a la que paracaidistas y pilotos de avión podían lanzarse al vacío sin sufrir daños.

Este doctor nazi llevó a cabo sus pruebas en 1942 ayudado por todo tipo de artilugios. El nazismo puso a su disposición 200 reos con los que poder experimentar, de los cuales fallecieron 70.

De hecho, cuando fue juzgado por los aliados tras la guerra se dio a conocer uno de los experimentos más macabros que había llevado a cabo. “Se citó un informe en el que el propio Rascher señalaba tres pruebas sucesivas en un “judío de 37 años” al que obligó a “caer” desde una altura de 12 km. Tras la tercera caída, “entró en estado agónico”, muriendo poco después”, manifiesta el escritor Óscar Herradón, quien añade además que estas prácticas no sirvieron de nada a la Luftwaffe.

Esterilización masiva

En contra de lo que pueda parecer, los nazis comenzaron con sus políticas destinadas a la limpieza racial varios años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Concretamente, Hitler dio el pistoletazo de salida a las prácticas que pretendían mantener pura la raza al subir al poder.

Así, el “führer” decidió cortar el problema de la pureza racial de raíz. Para empezar, y con la intención de detener el aumento de toda aquella vida que pudiera considerarse impura para los nazis, ordenó la esterilización de cientos de miles de personas.

“Desde junio de 1933, todos aquellos individuos que padecían enfermedades congénitas mentales o físicas, así como aquellos con patologías hereditarias –ceguera, sordera y, para el régimen, incluso el alcoholismo-, “vidas indignas de ser vividas” eran candidatos para la esterilización, que se consideraba tanto una acción de compasión para los propios enfermos como para la comunidad en general”, determina Herradón en su texto.

Concretamente, y según explica el periodista, se llegó a tratar con este peculiar método a un total de entre 300.000 y 400.000 personas. A su vez, y aunque en un principio no aparecían en la lista de las SS, finalmente también se terminó esterilizando a prostitutas, presidiarios o incluso a multitud de niños que vivían en orfanatos.

Pruebas de gases venenosos en humanos

Uno de los experimentos que más realizaron los nazis durante la II Guerra Mundial fue el de inyectar todo tipo de gases tóxicos a presos para conocer su efecto en el cuerpo humano. De entre los médicos que llevaron a cabo estas pruebas, el más sanguinario fue August Hirt.

“Hirt inoculaba con una aguja hipodérmica gas mostaza líquido en el antebrazo de los prisioneros escogidos. Unas 24 horas después sus brazos se cubrían de terribles llagas y perdían la visión. Completamente desnudos, se arrastraban por el suelo en medio de horribles dolores; finalmente, todos murieron”, explica el periodista Óscar Herradón en “La Orden Negra”.

|ABC|