El mediodía del viernes 13 de enero de 2006 quedaría marcado para los argentinos, y luego para los uruguayos, como el día del robo del siglo. Un grupo de ladrones copó la sucursal del Banco Río en el barrio porteño de Acasusso. Eran cinco: uno con un delantal de médico, otro con una peluca rubia, dos con capuchas y el hombre del traje gris. En la sucursal había unas 23 personas. 23 personas que luego serían testigos de un robo descomunal.
Las imágenes del asalto al banco podían verse en la televisión argentina minuto a minuto. La policía negoció por nueve horas con los delincuentes y esperaban que se entregaran de un momento a otro.
A las 19.30 el grupo de fuerzas especiales Halcón ingresó al Banco. Pero los ladrones ya no estaban. Se habían fugado por un túnel pluvial en dos gomones.
Salieron por una alcantarilla 14 cuadras más adelante y desde ahí se escaparon con unos 8 millones de dólares de 145 cajas de seguridad. En el banco quedaban los rehenes y una nota que decía: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores. Es sólo plata, no amores”.
Pero sí se trataba de amores. La policía logró dar con los delincuentes gracias al testimonio de una mujer. La esposa de uno de los ladrones confesó todo. Estaba despechada, su marido, se había ido con una amante y su parte del dinero del robo del siglo. Cada uno de los ladrones se habría quedado con un millón y medio de dólares. Se sintió engañada, y habló.
Así poco a poco las pruebas llevaron a detenerlos. Pero la noticia impactó desde este lado del río cuando se supo que el cerebro de la banda era el uruguayo Luis Mario Vitette Sellanes.
Había sido detenido en el Aeropuerto de Ezeiza cuando volvía de Montevideo. La banda del robo del siglo había sido desarticulada.
En mayo de 2010 el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro dictó condenas para todos los integrantes argentinos de la banda. Mario Vitette fue sometido a un segundo juicio recién en agosto de 2011.
Vitette, aconsejado por su defensa, aceptó cumplir la pena de 21 años y medio. Como tenía otros delitos en ese país, la pena fue unificada y le tipificaron 25 años de cárcel. Cumplió arresto en una cárcel argentina.
En 2013 Vitette decidió recurrir a una ley argentina, la Ley Nacional de Políticas Migratorias, que según publica La Nación, prevé que todos aquellos extranjeros que cometan delitos graves y sean condenados a más de tres años de prisión pueden ser expulsados del país al cumplir la mitad de sus penas.
La defensa del uruguayo en argentina ya lo había solicitado en 2011 apenas fue condenado, pero no fue aceptada por el juez. Esta vez, el el juez Marcelo Peluzzi aceptó disponer de su expulsión.