Un equipo de investigadores ha desarrollado un modelo matemático que simula la evolución de las sociedades humanas a lo largo de la historia. Los resultados han sido publicados en la revista científica ‘Proceedings of the National Academy of Science’ (PNAS).
La herramienta matemática logró simulaciones sobre mapas geográficos, conflictos entre sociedades y sobre la evolución sociocultural. Los resultados indicaron que la creación de instituciones complejas de cohesión social está relacionada con la belicosidad de la sociedad.
“En el modelo, la sociedad que perdía las luchas era absorbida por la ganadora. Este diseño refleja lo que ocurre en el mundo realcuando los imperios se expanden conquistando otras comunidades”, explicó Thomas Currie, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad de Exeter.
El modelo predijo con una precisión del 65% la localización y fechas en las que surgieron sociedades humanas complejas.
3.000 años bajo la lupa
Los investigadores analizaron los eventos ocurridos en comunidades europeas, asiáticas y africanas, y las características de sus territorios en un periodo que va desde el año 1.500 a.C. hasta el 1500 d.C.
Se fijaron límites de tiempo, “porque después del 1500 d. C. la aparición de las armas de fuego marcaron la evolución de los conflictosentre comunidades”, indicó Currie.
Según el estudio, las innovaciones militares como el uso de caballería, y los accidentes geográficos fueron claves para la evolución de las comunidades euroasiáticas.
Se trata de la primera teoría que explica con cálculos matemáticos la conformación de naciones estables por parte de las sociedades. “Ahora podemos explicar los acontecimientos históricos con una precisión cuantitativa”, indica Sergey Gavrilets, otro de los autores del trabajo.
Los investigadores aseguran que “predecir el futuro es muy difícil”, pero que su teoría podría ayudar a explicar las desigualdades sociales actuales y a entender mejor los mecanismos que favorecen el desarrollo de patrones que cohesionan a las comunidades.
En el estudio participaron investigadores de la Universidad de Connecticut y el Instituto Nacional de Síntesis Matemática y Biológica en EEUU y la Universidad de Exeter en Inglaterra.