El papel a pesar del paso del tiempo, continúa teniendo protagonismo en la vida diaria. Las nuevas tecnologías no han podido desbancar el uso de esta importante herramienta que nos acompaña desde hace cientos de siglos.
El precedente del papel es China, pero se perfeccionó en otros lados como Japón, Corea y Egipto.
Esta herramienta de escritura es la más difundida en el mundo, su nombre deriva de la palabra papyrus, que era el material que los egipcios, griegos y romanos utilizaban para la transmisión de códigos. Sin embargo, el papyrus, es solo uno de los predecesores del papel.
El nombre de quien inventó el papel es Cai Lun en el años 105 d.C. en China, a partir de desperdicios de tela. Lun era el jefe de los eunucos del Emperador y estaba a cargo de los suministros.
Fue el primero en organizar la producción de papel a gran escala, consiguiendo patentes exclusivas para ello. En ese tiempo, China era una sociedad burocrática que usaba bastantes documentos para llevar los registros por escrito y el papel presentó una forma de material más ligero, fácil de archivar y de transportar que las antiguas tablillas de madera o las telas de seda que se utilizaban.
A partir de esto los chinos empezaron a desarrollar varias modalidades del papel, de diferentes tamaños y con nuevas características, como la protección contra insectos. Pero tuvieron problemas para satisfacer a la gran demanda que requería el gobierno, así que usaron fibra de bamboo para la fabricación.
En 500 años la fabricación fue exclusividad de los chinos, hasta el 610 cuando se empezó a fabricar en Japón y en Corea.
Así se imprimía el primer libro de la historia en el año 868, “El Sutra del Diamante“, escrito por Wang Jie.
Luego la técnica del papel avanzó por occidente, pasó por Asia central, el Tibet, la India, hasta llegar a los musulmanes, quienes se encargaron de su expansión por Asia Menor y el norte de África, donde se mejoró su hechura.
La invasión árabe de España, ingresó el papel en Europa en el siglo VIII.
