Organizar el Mundial de Brasil 2014 resulta un éxito económico. Cada 4 años el Mundial debe organizarse en un país próspero y económicamente bien situado. Organizar uno representa gastos y oportunidades de negocios ostentosos para empresas de construcción principalmente.
En el Mundial de Brasil 2014 las cosas no fueron tan diferentes. El gobierno de Dilma Rousseff recibió críticas sobre el abuso en las inversiones públicas y los atrasos en las construcciones, al punto que muchos de los ciudadanos del país no están festejando sino protestando porque este evento deportivo no suple las necesidades básicas de alimentación, salud y educación de las mayorías desfavorecidas.
En Sudáfrica 2014 la organización recaudó unos 3 mil 500 millones de dólares. Pero la deuda en el país fue de 3 mil millones de dólares. Brasil ya invirtió unos 3 mil 500 millones de dólares para construir y renovar estadios. Qatar, prevé invertir más de 140 mil millones de dólares.
Para los aficionados también representa un gasto altísimo con boletos al estadio, transporte, hoteles y comidas con precios caros.
El ganador del Mundial de Brasil 2014, se lleva 30 millones de dólares.