Los The Who se ganaron la categoría de “non gratos” en todos los hoteles donde intentaron hospedarse y el causante del estatus fue Keith Moon, el baterista más desalmado y loco del rock.
Como si se tratara de una vocación profesional en destruir las cosas, Keith Moon, baterista de The Who, pasará a la historia como un personaje problemático en los hoteles y la hazaña que contamos a continuación ocurrió en su cumpleaños 20, una de las fiestas más salvajes del rock.
El escenario fue un Holiday Inn, quienes se jactaron de la llegada del rockstar y prepararon un cartel de bienvenida para el músico inglés, sin saber que horas más tarde pasarían por los pasillos ácidos y alcohol como bocadillos.
Como la tradición demanda, había un pastel, que nadie probó; la torta terminó restregada en la cara de los asistentes, porque Moon prefería tirársela a sus invitados antes de que alguien la probara.
El papel higiénico rodó por todo el hotel y salía disparado a través de la ventana del hotel, seña que alertó al gerente del hotel, quien al llegar al cuarto, involuntariamente se convirtió en el objetivo de la guerra de tartas.
Con extintor en mano, el músico salió al pasillo a rodar por todo el hotel, mientras uno a uno los huéspedes abandonaban las instalaciones; la alarma contra incendios se había activado.
Entre toda esta locura fueron quedando recuerdos dispersos de lo que sucedió esa noche. Unos dicen que la piscina estaba vacía, otros que el carro era un Lincoln o un Chrysler y otros testigos aseguran que Keith saltó de cabeza a la piscina y no saben si con agua o sin ella. Pero si hay evidencias de que su carro terminó en la piscina del hotel.
Al final de la fiesta, de madrugada, Keith Moon huyó de la policía con un diente roto y con uno de los mitos más grandes de las fiestas excéntricas de roqueros.