Quién mejor que una enfermera para que nos lo cuente. A lo largo de su experiencia ha estado a la par de mucha gente moribunda que expresan sus lamentos antes de morir y se lo confiesan a ella.
Su nombre es Bronnie Ware y en su artículo redactado escribió lo siguiente:
“Durante muchos años he trabajado en cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir. Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Estuve con ellos durante las últimas tres a doce semanas de sus vidas.
La gente madura mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad. Aprendí a nunca subestimar la capacidad de una persona para crecer. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como es de esperarse, la negación, el miedo, el enojo, remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Sin embargo, cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos”.
Así empezó a numerar cada uno de los lamentos:
1. La libertad de elegir por sí mismo
Según Ware, es el lamento más común de todos. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que los otros esperaban de mí. Cuando se enfrenta la mortalidad se ve en retrospectiva y se alcanzan a visualizar los sueños no cumplidos debido a las elecciones que habían o no hecho en el pasado.
Desde el momento en que se pierde la salud, es demasiado tarde, porque conlleva una libertad de la que muy pocos se dan cuenta.
2. Trabajar duro
“Esto salió de cada paciente de sexo masculino que cuidé”, dice la enfermera. Muchos hombres que sacrificaron la compañía de su familia y amigos por el sacrificio de trabajar muy duro. Aunque no se reduce a un lamento varonil, hay mujeres que lo expresan también.
“Al simplificar su estilo de vida y tomar decisiones conscientes en el camino, es posible que no necesite los ingresos que usted cree”, aconseja Ware.
3. Expresar los sentimientos
La supresión de sentimientos con el fin de mantener la paz de los demás y no la propia. Conformarse con una existencia mediocre sin ser lo que realmente eran capaces de llegar a ser. “Muchas enfermedades se desarrollan como un resultado relacionado con la amargura y el resentimiento que cargan”.
4. Contacto con los amigos
“A menudo no se dan cuenta realmente de los beneficios de los viejos amigos hasta después de semanas de convalecencia, y no siempre fue posible localizarlos”. Un arrepentimiento atribuido a la prisión de vivir sus propias vidas dejando amistades de oro perdidas en el tiempo.
Ware recalca una paradoja: “Pese a los lamentos profundos acerca de no dar a las amistades el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo pierde a sus amigos cuando está muriendo”.
5. Ser más feliz
En la experiencia de la enfermera es una de las más comunes también. No se dan cuenta al final de que la felicidad es una elección y se habían quedado atrapados en “patrones y hábitos antiguos”. El llamado “confort” y el miedo al cambio los mantuvo en un estado en el que fingían sin poder tener el valor de volver a expresar la estupidez en su vida de nuevo.