Hay forma de predecir las erupciones de volcanes, para ello es necesario conocer la historia del volcán por medio de instrumentos que supervisan la actividad y lanzan datos que pueden predecir estas catástrofes.
Los datos que se reciben vienen del interior del volcán y son percibidos por instrumentos colocados estratégicamente adentro del cráter, esto permite dar un seguimiento de la actividad, como movimientos sísmicos, ascenso de magma y otros que quedan registrados y son transmitidos por radio continuamente todas las horas del día.
Otro de los datos que se miden son los pequeños balanceos de la montaña, o lo que se llama la “respiración del volcán“, lo cual indica cómo se va moviendo el magma en el interior del coloso.
Mira las fotos de la erupción del volcán Etna en Italia
Uno de los indicios que apuntan a futuras erupciones de volcanes son los cambios en las concentraciones de gases, como el dióxido de carbono y el dióxido de azufre. Cuando el magma llega al manto, los gases se disuelven en él, a medida que asciende y disminuye la presión, los compuestos gaseosos se liberan y los sensores permiten detectar el más mínimo cambio.
Los patrones de erupción de volcanes no aseguran con precisión cuándo estallarán en el futuro, por que no es un indicio de que tenga que volver a repetirse. Las predicciones de los vulcanólogos son parecidas a los de metereólogos, dan una probabilidad de que vaya a suceder, pero no pueden estar seguros al 100 por ciento. En todo caso, si pueden precisar la intensidad de la erupción.
Estos sistemas hicieron que en junio de 1991 se predijera la erupción del Pinatubo, pertimiendo salvar miles de vidas, en esa ocasión se puso en alerta a los expertos luego de una repentina subida de la cantidad de dióxido de azufre a unos niveles sin precedentes, en esa ocasión fueron 16 mil 500 toneladas diarias.