Los gatos son animales muy peculiares, sino que lo digan quienes tienen uno. Pero existe un fenómeno que la física y la naturaleza pueden explicar: por qué los gatos siempre caen parados.
Son animales muy versátiles, he visto como algunos se cuelgan de la orilla de un balcón a más de 20 pisos de altura, sin miedo y con una extrema habilidad, saltan obstáculos sin que la altura represente temor. Claro que desde esa altura no sobrevivirían la caída, pero cuando se trata de alturas cortas, estos felinos caen parados sin importar nada.
Los gatos siempre caen parados
Es sabido que la espina dorsal de los felinos es flexible, además sus hombros no tienen clavículas funcionales. Estas dos características se unen para modificar su momento angular y permitir una rotación en la parte inferior y superior en direcciones distintas y al mismo tiempo.
A continuación, la BBC muestra en un vídeo cómo la parte superior de este felino gira en un sentido mientras el otro lado gira al lado contrario.
Reflejo de giro de gato
Esa habilidad permite que el animal gire sin necesidad de un punto de apoyo. Esta habilidad felina se llama “Reflejo de giro de gato“, una parte vital de este ser vivo que aparece entre las semanas 3 a 4 de nacido, pero perfecciona la habilidad hasta la semana 7.
Este reflejo se da en varias fases. En la primera el gato visualmente determina en dónde queda el suelo, también puede usar el oído para medirlo. Luego comienza a girar su espalda en direcciones opuestas como se muestra en el anterior vídeo. Todo este movimiento es gracias a sus patas, retrayendo las delanteras y estirando las traseras, permitiendo que el movimiento sea rápido.
En un punto alcanza la orientación que quiere y opera a la inversa. Se extiende completamente y finalmente despliega las cuatro patas para ofrecer la mayor resistencia al aire y frenar la caída en la medida de lo posible y relaja los músculos para amortiguar la caída.
En 1894, la revista Nature, tomó una serie de fotografías para tratar de descifrar este evento de la naturaleza que ofrecen los gatos y su pelaje contribuye a frenar su velocidad. Los biólogos calculan que la velocidad tope de un felino en caída libre suele ser 100 kilómetros por hora, el ser humano cae a 210 kilómetros por hora.
Una caída extrema, puede producir lesiones en el animal, pero la naturaleza los ha adaptado a modo que el animal sobreviva a una vida llena de saltos peligrosos, que lo pondrán a prueba cada vez que se quede a medio camino.