“Me hace pensar en los pecados y me inspira a rezar”, es una de las declaraciones recogidas de uno de miles visitantes de la “Puerta del infierno“, un lugar que inspira respeto por su inmensidad y sorpresa.
El nombre proviene de lo que se asemeja ser, no es ni de cerca la entrada a una entrevista a las oficinas del diablo, pero si tuviera que tener algún aspecto sería el de la “Puerta del infierno“, un lugar en Turkmenistán llamado “Pozo de Darvaza” o el “Cráter de Darvaza“.
Todo tiene su explicación científica y lógica. El cráter no empezó a arder por puro accidente, fue provocado.
En 1971, geólogos soviéticos se encontraban realizando una inspección para descubrir gas en una zona de 350 mil kilómetros cuadrados, precisamente en el desierto de Turkmenistán, en la aldea de Darvaza.
Ha de haber sido sorprendente para los trabajadores ver cómo su equipo y carpas eran tragadas por la tierra literalmente. Afortunadamente ninguna persona se fue adentro incluida en el equipo que perdieron los geólogos, quienes inmediatamente decidieron prenderle fuego al hoyo que se abrió a sus pies.
Este gas natural podría intoxicar a las personas y a los animales del sector, así que momentos después de ver cómo se extinguía su equipo, encendieron la ahora llamada “Puerta del infierno” en 1971 y hasta ahora 43 años más tarde, continúa ardiendo.
El país ahora quiere aprovechar este recurso y convertir el lugar en un paraje turístico ¿lo visitarías algún día?