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10 Experimentos Psicológicos que terminaron en desastre

La Psicología, como la conocemos hoy en día, es una ciencia relativamente joven, pero desde sus inicios ha ayudado a ganar una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestras interacciones con el mundo. Muchos experimentos psicológicos han sido muy válidos y éticos, y permiten a los investigadores crear nuevos tratamientos y terapias disponibles, así como dar otros puntos de vista en nuestras motivaciones y acciones. Lamentablemente, otros experimentos han terminado fracasando terriblemente, arruinando vidas y avergonzando a la profesión. Aquí hay diez experimentos psicológicos que se salieron de control.

10. El Experimento de la Prisión de Standford

En 1971, el psicólogo Philip Zimbardo se dispuso a interrogar sobre las formas en que las personas se ajustan a los roles sociales, usando un grupo de jóvenes estudiantes universitarios para que participaran en un experimento de dos semanas de duración en el que iban a vivir como prisioneros y guardias en un simulacro de prisión. Sin embargo, después de haber seleccionado a sus sujetos de prueba, Zimbardo les asignó sus funciones sin que ellos supieran que de forma inesperada iban a arrestar a los “prisioneros” fuera de sus propios hogares (para hacerlo más real). Los resultados del experimento fueron preocupantes. Estudiantes universitarios ordinarios se convirtieron en guardias brutalmente sádicos y en prisioneros angustiados, llegando a involucrarse profundamente en los roles que se jugaban. Después de sólo seis días, la terrible realidad de esta “prisión” forzó a Zimbardo a terminar prematuramente el experimento.

9. El Estudio Monster

En este estudio, realizado en 1939, 22 niños huérfanos fueron seleccionados, 10 de ellos con tartamudez. Fueron separados en dos grupos iguales: uno con un terapeuta del lenguaje que llevó a cabo la terapia de “refuerzo positivo” al elogiar el progreso de los niños y la fluidez del habla, y el otro con un terapeuta del habla quien reprendió abiertamente a los niños con el más mínimo error. Los resultados mostraron que los niños que habían recibido respuestas negativas fueron gravemente afectados en términos de su salud psicológica. Sin embargo, más malas noticias estaban por venir, ya que se reveló más tarde que algunos de los niños que previamente no habían sido afectados, desarrollaron problemas para hablar tras el experimento. En 2007, a seis de los niños huérfanos se les otorgó $ 925,000 en concepto de indemnización por los daños emocionales que tan sólo a los seis meses de estudio había mostrado.

8. MK-Ultra

La CIA realizó muchos experimentos poco éticos en el control de la mente y la psicología bajo la bandera del proyecto MK-ULTRA durante los años 50 y 60. Theodore Kaczynski, conocido como el Unabomber, informa que han sido objeto de prueba en experimentos preocupantes de la CIA y pueden haber contribuido a su inestabilidad mental. En otro caso, se considera que la administración de LSD al experto en armas biológicas del ejército de EE.UU. Frank Olson pudo haber provocado una crisis de conciencia, lo que le inspiró para decirle al mundo acerca de su investigación. En cambio, también se dice que Olson se suicidó, saltando de una ventana de su habitación de hotel en el decimotercer piso, aunque existe una fuerte evidencia de que fue asesinado. Y aquí ni siquiera estamos considerando el daño psicológico a largo plazo que otros sujetos de prueba hayan sufrido.

7. LSD en un Elefante

En el año 1962, Warren Thomas, director del zoológico de Lincoln Park en Oklahoma City, inyecta a un elefante llamado Tusko con 3,000 veces la dosis humana típica del LSD. Fue un intento de dejar su huella en la comunidad científica mediante la determinación de si la droga puede inducir la agresividad y los altos niveles de hormonas que los elefantes machos experimentan periódicamente. La única contribución que Thomas hizo fue crear un desastre de relaciones públicas cuando Tusko murió casi inmediatamente después de entrar en colapso y episodios de convulsiones.

6. El Experimento de Milgram

En 1963, a raíz de las atrocidades del Holocausto, Stanley Milgram puso a prueba la hipótesis de que había algo especial en el pueblo alemán que los había llevado a permitir su participación en el genocidio. Con el pretexto de realizar un experimento en pro del aprendizaje humano, Milgram pidió que miembros regulares del público hicieran preguntas a un hombre conectado a un generador de electro-shock y le dieran una descarga, cada vez más fuerte, por cada respuesta incorrecta que contestara. El hombre era un actor, y las descargas eléctricas falsas, pero los participantes no sabían esto. ¿La parte aterradora? La gente abrumadoramente obedeció las órdenes del experimentador, incluso cuando el hombre gritó en aparente agonía y pidió clemencia, ellos continuaban castigándolo. Interesante naturaleza la del humano ¿no?.

5. Tony LaMadrid

Muchos esquizofrénicos medicados fueron inscritos en un estudio de la Universidad de California, que les obligaba a dejar de tomar sus medicamentos en un programa que se inició en 1983. El estudio, que estaba destinado a dar información que permitiera a los médicos tratar mejor la esquizofrenia, resultó arruinando la vida de muchos de los sujetos de prueba, el 90% de los cuales recayó en episodios de enfermedad mental. Uno de los participantes, Tony LaMadrid, saltó a su muerte desde una azotea seis años después de haber sido inscrito en el estudio.

4. El Pozo de la Desesperación

El psicólogo Harry Harlow estaba obsesionado con el concepto de amor, pero en lugar de escribir poemas o canciones de amor, realizó retorcidos y enfermos experimentos con monos durante la década de 1970. Uno de sus experimentos giraba en torno a confinar a los monos en total aislamiento en un aparato que él llamó el “pozo de la desesperación” (una cámara al vacío para privar al animal de cualquier estímulo o socialización). Esto dio lugar a que los animales se volvieran locos, e incluso, hasta morirse de hambre, en dos de los casos. Harlow ignoró las críticas de sus colegas, y es citado diciendo “¿Cómo pueden ustedes amar a los monos?”. Sin embargo, algo bueno salió de todo esto, ya que sus crueles experimentos condujeron al desarrollo del movimiento de los derechos animales y el fin de este tipo de pruebas.

3. La Tercera Ola

En un rol similar al experimento de Milgram, La Tercera Ola, realizado en 1967, fue un estudio que se propuso explorar las formas en que, incluso, las sociedades democráticas se ven infiltradas por el atractivo del fascismo. Usando a un grupo de estudiantes de secundaria, el experimentador creó un sistema por el cual algunos de ellos fueron considerados miembros de una orden “de prestigio”. Los estudiantes mostraron un aumento de la motivación para aprender, sin embargo y más preocupante, fue que se convirtieron en personas con prácticas malévolas, como excluir y aislar a los no-miembros de su clase. Y más aterrador, fue que este comportamiento fue imitado fuera del aula. Después de sólo cuatro días se considera que se salió de control y fue interrumpido.

2. Terapia de Adversión Homosexual

En la década de 1960 la homosexualidad fue representada frecuentemente como una enfermedad mental, con muchas personas que buscaron (voluntariamente o no) una manera de “curarse” a sí mismos de su atracción sexual hacia miembros del mismo sexo. Terapias experimentales de aquel entonces incluyen a la terapia de aversión, donde imágenes homosexuales fueron emparejadas con cosas tales como descargas eléctricas e inyecciones que causaron vómitos. La idea era que el paciente asociara el dolor con la homosexualidad. En lugar de curar la homosexualidad, estos experimentos dañaron profundamente y psicológicamente a los pacientes, con al menos un hombre muerto por el “tratamiento” que recibió.

1. David Reimer

En 1966, cuando David Reimer tenía 8 meses de edad, su circuncisión se contaminó y perdió su pene por quemaduras. El psicólogo John Money sugirió que al pequeño David debía hacérsele un cambio de sexo. Los padres estuvieron de acuerdo, pero lo que no sabían era que Money quería usar en secreto a su hijo como parte de un experimento para probar su punto de vista de que la identidad de género no era innata, sino determinada por la naturaleza y la crianza. David fue renombrado como Brenda, alterado quirúrgicamente para tener una vagina y recibió suplementos hormonales. Trágicamente el experimento fracasó. “Brenda” actuó durante su infancia con todo el estereotipo de un niño y la familia Reimer comenzó a desmoronarse. A los 14 años, a “Brenda” se le dijo la verdad, y decidió volver a ser David. Él se suicidó a la edad de 38 años.