La esquizofrenia es asociada con tendencias violentas y entornos peligrosos, esto ha de ser culpa de la televisión, que es más peligrosa que esta enfermedad.
Existen muchos tratamientos para la esquizofrenia y quienes la padecen pueden llevar una vida normal. Lo que dificulta esta enfermedad es su difícil diagnóstico temprano, los síntomas incluso pueden llegar a confundirse con la depresión, por eso se piensa que el 50% de los pacientes son tratados de manera equivocada.
La raíz de la esquizofrenia
El cerebro es quizá el órgano más incomprendido de nuestro cuerpo, toda esa red conectada puede producir fallos, es cuando se produce una disfunción cerebral como padecer esquizofrenia.
Esta enfermedad lleva a una serie de alteraciones en el pensamiento, percepción y comportamiento. Produce problemas en la vida de los pacientes e impacta de gran medida el desarrollo económico y social.
La raíz de la esquizofrenia podría ser, según evidencias, genético.
Se considera que es una enfermedad poligenética, donde intervienen múltiples polimorfismos genéticos. Los datos genéticos son un mapa que indica la zona en la que se localiza el problema, pero la solución no está solo ahí.
Un trabajo publicado en Neuroscience indica que la falta de una proteína llamada reelina podría ser la responsable del funcionamiento de los receptores de dopamina y serotonina, agentes implicados en el desarrollo de esta enfermedad.
Tratamiento de la esquizofrenia
Se requiere de un tratamiento multidisciplinar, con fármacos antipsicóticos que controlan los síntomas, aparte también se emplean programas de rehabilitación que refuerza la capacidad del paciente en afrontar la enfermedad, ya que estos no se sienten bien enfermos.
Los fármacos pueden provocar importantes efectos secundarios, por lo que el paciente puede llegar a abandonar el tratamiento, esta conducta está en la mitad de la población que tiene esquizofrenia.
Es necesario un diagnóstico precoz y dar un tratamiento personalizado a cada paciente, para reducir el deterioro de la enfermedad.
Estigmatizar esta enfermedad solo produce aislamiento, desempleo, discriminación y malos tratos a las personas que padecen y que también combaten la esquizofrenia, que como cualquier otra enfermedad, puede ser tratada.