Los dolores menstruales son naturales, pero existe una condición que los hace más fuertes: la endometriosis.
La endometriosis no tiene cura y puede tardar mucho en ser diagnosticada. Sí puede ser tratada pero aún se desconoce mucho sobre su origen. Consiste en el crecimiento de tejido endometrial, la parte de la pared del útero que sangra mientras se menstrúa, dicho tejido aparece sobre todo en la cavidad pélvica, detrás del útero, en los ligamentos uterinos, en la vejiga urinaria o en el intestino.
Un dolor agudo no es el único indicador de padecer endometriosis. También se puede sentir dolor en las relaciones sexuales y se asocia con el dolor pélvico crónico, además de alteraciones intestinales.
Puede afectar entre el 2 y el 10 por ciento de la población femenina, pero está en un 50 por ciento presente en mujeres infértiles.
Una cirugía para quitar las manchas visibles en los tejidos, puede ayudar a mejorar los problemas de infertilidad, pero no hay garantía de que ello permita el embarazo.
Para diagnosticarlo se lleva mucho tiempo, se suele recurrir a tratamientos hormonales, pero se empieza con un historial clínico y ecografías en la mayoría de casos y RMN en otros específicos.
Se practica una laparoscopía por medio de una incisión en el ombligo y se introduce en el cuerpo un tubo que tiene una pequeña cámara, la cual permite ver en un monitor algún tejido endometrial. Se toma una muestra del tejido y se hacen pruebas de laboratorio.
Al no tener cura, se trata únicamente de aliviar los dolores menstruales.
No se sabe con certeza la causa de la endometriosis, algunas teorías apuntan a problemas con el sistema inmunológico, el ambiente o genética. Aunque la teoría más popular es la “menstruación retrógrada“, cuando el revestimiento del útero (endometrio) fluye hacia atrás a través de las trompas de Falopio y en el abdomen.
Este tipo de menstruación ocurre en la mayoría de mujeres, pero la mayoría son capaces de eliminar el tejido de manera natural sin que se vuelva un problema.
Recuerda siempre visitas periódicas a tu médico de confianza. Este artículo es informativo, no es una publicación científica ni pretende determinar tu padecimiento.