Tener un hijo significa más estrés que el divorcio o la muerte de la pareja, esa transición hacia la paternidad es un evento que requiere mucha entrega y pasión, siendo una de las etapas de la vida más difíciles.
Las madres se ven en estas situaciones: lactancia, apuros, lágrimas, estados de ánimo diferentes, cuerpo desconocido, desvelos, recuperación del parto, parto, cuidados… y una larga lista más de dificultades que implica el nacimiento del primer hijo.
El Instituto Max Planck de Investigaciones Demográficas en Rostock, Alemania, realizó un estudio en el que se descubrió que la primera etapa de paternidad es la más estresante para las personas, lo que hace menos probable que quieran vivir de nuevo esa experiencia.
Fueron observados en la investigación 2 mil padres primerizos, desde dos años antes del nacimiento del primer hijo hasta el año después de su nacimiento. Se descubrió que el 58 por ciento de los participantes decidieron tener un segundo hijo a lo largo de un promedio de nueve años después del primero. El estudio se publicó en la revista Journal Demography por Mikko Myrskyla.
“La investigación se relaciona con un tema tabú. Rara vez se discute el hecho de que los padres a menudo experimentan una considerable pérdida de felicidad después del nacimiento de su primogénito”, reza un comunicado de prensa del instituto.
La satisfacción se reduce durante el año siguiente después del primer hijo que tienen las parejas, incluso más que el desempleo, el divorcio o la muerte de la pareja.
Aunque solo es para un porcentaje de la población. Realmente hay parejas que se muestran profundamente felices y satisfechas al tener el primer hijo. A pesar de lo que conlleva te sientes feliz.
Para nada trata de desanimar a tener un hijo, el estudio plantea un acercamiento a las decisiones de muchas familias que ya no quieren tener un segundo hijo por este tipo de causas. Hay países en los que la ley obliga a tener varios hijos dada la baja tasa de natalidad que existe.
Robert Hughes Jr., profesor de estudios de la familia en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, dijo: “Pienso que la gente realmente está haciendo elecciones racionales. Tendremos que reducir la carga que conlleva equilibrar el trabajo y la vida familiar, y la mayor parte de eso probablemente se realizará por medio de la alteración de los horarios laborales y, específicamente, al proporcionarle a los nuevos padres un tipo de apoyo adicional durante ese período de transición”.