Desde siempre la humanidad ha caído en la ansiedad por saber ¿cuándo será el fin del mundo? y muchos se han aprovechado de esto para beneficiarse económica, política o religiosamente.
Pero, obviamente, ninguna de las profecías sobre el fin del mundo ha resultado cierta, y hoy queremos recordarles algunas de las más conocidas para enfatizar que el fin del mundo no será algo místico, subjetivo y por voluntad “divina”. Quisiéramos que pongan especial atención al caso de los Testigos de Jehová, porque ellos demuestran (sin ánimos de ofender) el abuso de este recurso profético para conseguir seguidores y ganar influencia sobre las personas, lo que se traduce en mayores ganancias y más poder. ¡Que desagradable estrategia!
Joseph Smith probó suerte
Joseph Smith, fundador de la iglesia mormona, señaló en febrero de 1835 que Dios supuestamente le había informado que Jesús regresaría en los próximos 56 años y que el fin del mundo empezaría. En 1881, un astrónomo descubrió -a través de un análisis espectral- que las colas de los cometas contienen un gas mortal llamado cianógeno. Esto desató la alarma debido a que la Tierra “haría contacto” con la cola del cometa Halley en 1910, poco después otros científicos señalaron que no había nada que temer.
La Coalición Cristiana, otros que quisieron jugar
Pat Robertson, fundador de la Coalición Cristiana, sorprendió al señalar que a finales de 1982 se acabaría el mundo. Cuando el cometa Hale-Bopp apareció en 1997, empezaron los rumores de que una nave espacial lo estaba siguiendo. Pese a que la NASA lo negó, se formó el culto Heaven’s Gate (Puerta del Cielo) y 39 personas se suicidaron el 26 de marzo de 1997.
El famoso Nostradamus, siempre presente en estos temas
Los escritos de Michel de Nostredame, más conocido como Nostradamus, señalaban que en “El año 1999, séptimo mes: Desde el cielo vendrá el gran rey de terror“. Desde la década del 70 se advertía de que las computadoras no lograrían diferenciar entre 1900 y 2000, entonces se corrió el rumor de un holocausto tecnológico y nuclear, POR SUPUESTO, esto nunca sucedió. Casi todos los textos proféticos de Nostradamus indicando el fin del mundo nos llevan hasta el año 1999 o 2000, quizás vio un suceso inevitable que finalmente no se produjo, a lo mejor el tiempo le da la razón pero sólo es por darle el beneficio de la duda.
¿Los Mayas? Sí, también el entraron al asunto
En total fueron siete profecías que los mayas realizaron, pero todas hablan sobre un mismo tema. La ligera ventaja que tiene esta cultura, es que fue una de las más científicas que existieron en los tiempos antiguos, su sistema de numeración, su calendario astronómico, sus predicciones sobre eclipses y su amplio conocimiento sobre el cosmos, les adjudican una muy buena reputación. De hecho, la profecía en sí no menciona una destrucción trágica y dramática de la Tierra, más bien, habla sobre un cambio de era. Esta talvez sea la más acertada de todas, aunque no podemos decir que se cumplió a cabalidad. Estas son las siete profecías: La Primera Profecía: En ella nos dice que a partir de 1999 nos quedan sólo trece años, para que el hombre, realice los cambios de conciencia y actitud para evitar la destrucción de su propio mundo, que sucederá en el 2012. La Segunda Profecía: A partir de este período, el hombre tendrá que aprender a vivir con esta nueva realidad. Habrá mucha tribulación, desesperación que afectará a la población mundial.
La Tercera Profecía: En esta profecía, los Mayas nos hablan de los cambios climatológicos que vivirá la Tierra, en los años venideros. Señalan con total precisión, cómo el calor aumentará en todas las regiones del mundo, produciendo cambios climatológicos, geológicos y sociales nunca antes vistas. Estos cambios se darán de manera vertiginosa, principalmente, ocasionados por la falta de armonía del hombre con la naturaleza. La Cuarta Profecía: Debido a este calentamiento global, los Mayas advierten sobre el derretimiento de los polos y las profundas oleadas de calor en el que vivirá la Tierra. La Quinta Profecía: nos habla del hombre redimido. Que junto con el planeta, el hombre vivirá cambios y aprenderá de sus errores. La Sexta Profecía: aparecerá en los cielos de la Tierra un cometa, quien anunciará el cambio completo del mundo conocido. La Séptima Profecía: es el tiempo nuevo. El tiempo en que el hombre tendrá la oportunidad de ser uno solo con el mundo
Si los Mayas fueron los más acertados, los Testigos de Jehová fueron el mayor Epic Fail de las profecías
Los Testigos de Jehová son una denominación cristiana de origen norteamericano de finales del siglo XIX, y como muchas de los grupos religiosos nacidos en esta época son milenaristas, pues predican un inminente fin del mundo, ellos predican el “Armagedón”. La mayoría de las denominaciones cristianas no la aceptan como tal, porque rechazan la divinidad de Jesús, pero para efectos prácticos, sí lo son porque basan su doctrina en las enseñanzas de la Biblia (según su interpretación particular). Se originó como un grupo de estudio de la biblia en 1870, pero fue oficialmente fundada, por Charles Taze, en 1872. Desde su inicio profetizaron el fin del mundo y la segunda venida de Jesús para 1874. El año pasó, y nada de lo pronosticado por los “Estudiantes de la Biblia” ocurrió. Así empezaron desde sus inicios en una larga tradición de predicciones fallidas del fin del mundo. Una estrategia de Taze para cubrir su evidente y garrafal error fue decir que cuando Jesús resucitó ya no tenía un cuerpo físico sino uno espiritual y que por lo tanto la segunda venida era “invisible”. ¡Imagínense, ahora no sólo tenemos que imaginar cómo resucita un muerto, sino cómo resucita un muerto con un cuerpo espiritual invisible!, un verdadero reto para los escépticos. En 1884, Russell fundó la Sociedad Watchtower (Atalaya) que se convirtió en la corporación legal que servía a los Estudiantes de la Biblia. Para el año de 1890 los seguidores de Russell eran aproximadamente 400, nada mal para alguien que hace profecías falsas, y pronto estableció la doctrina del Armagedón, que no es más que la gran batalla del bien contra el mal, el fin del mundo y el establecimiento del reino de Dios. Nuevamente Russell se apresura a ponerle fecha al fin del mundo, esta vez para 1914. 1914 vino y se fue y no pasó nada. ¡Cero y van dos! Como la profecía volvió a fallar, la Atalaya decidió repetir la explicación de 1874, es decir, la venida “invisible” de Cristo habría ocurrido realmente en 1914. Poco después Joseph Franklin Rutherford se convirtió en presidente de la organización y les dio su nombre actual: Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová. Basándose en los escritos de la sociedad, los Testigos de Jehová esperaron el momento crucial en el año 1918. Por tercera vez nada pasó. Ante esto, Rutherford tampoco resistió la tentación de fijar fechas para el Armagedón: primero para 1925, año en el cual no ocurrió nada importante, excepto que tres cuartos de los Testigos decidieron abandonar la secta. Marcador 0-4. Ante esta cuarta profecía fallida intentaron otra fecha. Hay que admirar su perseverancia/necedad. Señalaron vagamente la década de 1940. Como para 1945 había llegado el final de la segunda guerra mundial, y no había pasado el fin del mundo, volvieron a mover la profecía. ¡Cero y van cinco! Luego de Rutherford vino Nathan Homer Knorr y a este le sucedió Fred Franz, quien escribió en 1966 el libro: “Vida eterna en la libertad de los Hijos de Dios”, el cual fijaba el fin del mundo para 1975. Ahora la razón era que en ese año se cumplían los 6 mil años de la creación del hombre y eso significaba el fin del mundo. En la página 29 y 30 se lee lo siguiente: “Los seis mil años de la creación del hombre terminarían en 1975, y el séptimo período de la historia humana comenzaría en el otoño de 1955 D.C. Muchos fueron engañados de nuevo, sobre todo por el gran temor infundido por actos de violencia y guerras, así como desastres naturales. Aburrido estoy de repetirlo pero ni modo, 1975 vino y se fue sin ningún apocalipsis o algo parecido. Después de este fiasco, miles de fieles abandonaron el movimiento.