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¿Por qué el cannabis nos da hambre?

Además de ser analgésico, estimulante y depresor, el cannabis tiene también el efecto secundario de dejar un hambre muy particular.

El ser humano ha consumido el THC (tetrahidrocannabilol) de la cannabis desde hace casi 3 mil años, pero fue recién durante los años 80 y 90 del siglo pasado cuando la neurociencia trató de explicar sus efectos en el cuerpo: acelera el corazón, pero provoca relajación; relaja la tensión orbital, contrarrestando los síntomas del glaucoma; cura (o produce) el insomnio; además de ser analgésico.

Conocida popularmente como “munchies” (probablemente por el sonido de alguien al masticar, “to munch”, en el sentido de “roer”), el hambre que deja la cannabis es otro de los efectos del procesamiento de THC. Los receptores de canabinoides son proteínas que viven en la superficie de nuestras células y procesan el THC de la cannabis; los receptores de canabinoides en nuestro hipotálamo son los encargados de avisar a tu cuerpo cuando este tiene hambre, de manera natural –pero estimulados por la cannabis, el efecto regulador del apetito se potencia, activando la respuesta de los canabinoides.

Existen estudios sobre pacientes con cáncer quienes recuperaron el hambre después de consumir un compuesto de THC: la quimioterapia puede hacer que los pacientes sientan asco simplemente al oler o ver comida. Luego de estimular un poco los receptores de canabinoides con THC, los pacientes pueden recuperar la habilidad para apreciar los olores y sabores de la comida, en lo que podríamos considerar una aplicación médica del famoso munchies.

La ciencia no se ha ocupado de entender por qué el munchies se asocia con la comida chatarra, pero podemos aventurar que la disponibilidad de comida chatarra combinada con la urgencia de masticar algo hace que al vernos afectados por el hambre comamos algo procesado o empacado, en lugar de preocuparnos por cocinar algo.

Así que siempre ten algo para comer durante el “viaje”